“Los hijos de Dios no están a la venta” para nadie:
pedófilos, conductores de TV, ideólogos, seudo educadores
Lic. Juan Carlos Monedero (h)
Anoche terminé de ver la película Sound of Freedom con mi esposa. El novedoso filme es cargado informalmente a Youtube y es dado de baja[1] por los que manejan la plataforma con la misma velocidad. Aún así, antes de que sea retirado, se aprecian decenas de miles de vistas. Esto significa que el sistema de difusión está aceitado en un nivel no despreciable. No es para menos, considerando la sinergia provocada por el tridente profamilia (Mel Gibson, Jim Caviezel y Eduardo Verástegui). Y si esto lo advertimos nosotros, también el enemigo se da cuenta. A lo largo de estos días, casi 10 veces nos ha llegado una u otra versión de la película, algunas subtituladas. Lo esencial es la historia. Ni siquiera la actuación, que tiende a la sobriedad, incluso de manera casi como buscada por los productores del filme.
En efecto, lo central aquí es contar la historia real de un valiente y brillante policía estadounidense que se infiltra en las redes de pedófilos y consumidores de pornografía infantil, les sustrae información, organiza redadas, arresta a los criminales y libera a las víctimas. Por eso, las escenas de acción no son el centro de la película; apenas notifican a la audiencia de los peligros que los protagonistas vivieron. Otros fragmentos sugieren los abusos y prácticas sexuales sin vulnerar la dignidad de los actores ni atropellar los ojos de los espectadores. Se ha logrado un equilibrio.
La muerte de la infancia –por vía del secuestro y compraventa– ilustra de manera innegable la presencia de Satán en el mundo. Desnuda asimismo un laberinto de complicidades y omisiones sin el cual esta organización sería imposible: en todos los niveles y estamentos de la sociedad hay degenerados que, armados del poder y de sus resortes, compran niños de 3, 6, 10, 12 y hasta 15 años, para desfogar sus oscuros deseos sexuales en “fiestas privadas”. Está todavía fresco el recuerdo de Jeffrey E. Epstein, co-fundador de la Fundación Clinton: un multimillonario condenado por pederasta y por haber armado una red de tráfico de menores, integrada por personajes poderosos a los que el propio Epstein luego chantajeaba, a través de cámaras ocultas.
El tráfico de niños –con todos los crímenes que trae aparejado: secuestro, violación, abuso sexual de menores, trabajo infantil– constituye, junto con la aberración del aborto, el último coletazo del demonio. Ya no se puede caer más bajo. No hay persona de bien que no sienta horror ante este negocio cuya expansión ya es mundial, convirtiendo a los niños en mercancía que se vende por varios miles de dólares.
Doblemos la apuesta y digamos claramente que existen instancias preparatorias que vuelven menos brusco el salto a la esclavitud sexual infantil. Las Agencias de Modelos para adolescentes y preadolescentes, por ejemplo, pueden llegar a ser peligrosas. También los espacios pseudo pedagógicos como la ESI (Educación Sexual Integral). En efecto, la hipersexualización de la infancia naturaliza conductas indeseables en los pequeños. Para ser justo, no sólo el Estado ha fomentado esto con sus programas de ESI. Desde la industria del entretenimiento y la farándula, el sector privado no se ha quedado atrás. En la Argentina, por ejemplo, Cris Morena y sus producciones (Verano del 98, Rebelde Way, Casi ángeles, Chiquititas, etc.), Marcelo Tinelli y su Bailando por un sueño Kids son una buena prueba de ello. Sólo hay que observar las coreografías promiscuas de niños de 9 y 10 años, o escuchar a Tinelli preguntando a una nena si tiene novio[2], para entender la magnitud del asunto.
Marcelo Tinelli, Bailando por un Sueño Kids, 2009
Netflix no se queda atrás: ha puesto su vasta estructura al servicio de Cuties, una película cuyas protagonistas son niñas que “trabajan” como strippers. Cuties, se ha dicho, abre el apetito de los pedófilos. Se trata de la misma plataforma que no permite proyectar Sound of Freedom.
Un capítulo aparte lo constituye la industria de la música. “Artistas” de escala internacional como Karol G, Bad Bunny, Becky G, Christina Aguilera, Annita, generan millones de dólares mientras erotizan menores de edad. En efecto, el pansexualismo impacta en la infancia por la falta de filtros donde letras vulgares y pervertidoras son distribuidas a nivel global, exaltando antivalores que los niños repiten e incorporan a sus vidas.
Prestemos atención porque en la Argentina y en el mundo civilizado se vienen diciendo cosas al respecto que no pueden dejarse de lado:
- A finales del 2015, el periodista Ernesto Tenembaum preguntó inocentemente al aire durante un programa de radio “¿Cuál es el problema de tener pornografía infantil?”, justificando su pregunta con el comentario: “Es una fantasía, es una fantasía espantosa, pero el tipo no cometió ningún delito, no le hace mal a nadie”[3].
- El 7 de julio del 2019, desde la cuenta de Twitter del Senado de la Nación, unas manos anónimas escribieron: “Hay pedófilos que tienen conciencia moral y buenos frenos y saben que llevar adelante su deseo genera un daño en otros, los abusadores son quienes carecen de frenos: esas personas no se recuperan porque no tienen intención de recuperarse”[4]. Se hacía referencia a un tal doctor Grossman, entrevistado por Radio Nacional AM870. El tuit fue retirado a los pocos días a causa del escándalo mediático que provocó.
- En junio del 2022, Javier Milei, diputado y firme candidato a Presidente, sostuvo en entrevistas que la venta de infantes era un tema “muy abstracto”, una discusión “muy alejada de la realidad de los argentinos”, “una discusión filosófica”, “yo creo que no es una discusión hoy para debatir en la Argentina”, un tema a debatir “quizás de acá a doscientos años, ponele, qué se yo, no sé”[5]. Se trata del mismo político e influencer que alaba permanentemente al ideólogo Murray Rothbard, quien defendió explícitamente un mercado libre de infantes.
- En septiembre del 2022, Irene Montero -titular del Ministerio de Igualdad en España- sostuvo: “… para hablar de Educación Sexual, por ejemplo, que es un derecho de los niños y las niñas, independientemente de quiénes sean sus familias, porque todos los niños, las niñas, les niñes (sic) de este país tienen derecho, tienen derecho, a conocer su propio cuerpo, (tienen derecho) a saber que ningún adulto puede tocar su cuerpo si ellos no quieren, si ellos no quieren, y que eso es una forma de violencia. Tienen derecho a conocer que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana, basadas -eso sí- en el consentimiento. Y esos son derechos que tienen reconocidos”[6].
La falta de reacción al mal es casi peor que el mal mismo. Son millones en el mundo los que podrían hacer algo contra estas barbaridades. Pero no hacen nada. Por eso, esta película necesita del apoyo global de todos nosotros. Un apoyo económico, de difusión entre amigos y conocidos, y una férrea defensa en las RR.SS. No podemos permitir que este filme y sus difusores, especialmente el tridente profamilia, sean cancelados. Gibson fue muy atacado por La Pasión de Cristo (2004) y Caviezel recibió uno de los castigos más hipócritas que el enemigo aplica: la conspiración del silencio. Hollywood dejó de tenerlo en cuenta para películas, le hizo el vacío; en una gran medida hizo de cuenta que el actor no existía.
Probablemente harán lo mismo con Sound of Freedom, al menos al principio, y cuando no puedan seguir fingiendo, comenzarán a atacar o a desviar la atención hacia puntos totalmente secundarios: cuánto dinero ganó Caviezel, cuánto recaudó la productora de Verástegui… Nosotros no podemos permitir que esta película sea confinada al olvido, no podemos aceptar que pase sin pena ni gloria. Es el momento de aprovechar este impulso mediático notable y poner este material en la nariz de todo padre de familia que ame a sus hijos. Porque hay miserables en todos lados y están, como el león, merodeando para ver a quién devorar. Levantemos una muralla celeste en nuestros hogares cuyo lema sea “Con los hijos de Dios no te metas”.
[1] Más sobre el tema de los contenidos de Youtube, aquí: https://n9.cl/f9lxk
[2] Como botón de muestra, señalamos el programa emitido por Canal 13 el día 7 del mayo de 2009: https://n9.cl/os7vax (minutos 45:40 hasta el final). Ver especialmente la pareja de niños que baila entre 01:09:10 y siguientes.
[3] Cfr. https://n9.cl/03v7w. Las palabras de Tenembaum recibieron, entre otros, el repudio de Hernán Navarro, presidente y fundador de la ONG “Grooming Argentina”. Ver aquí: https://n9.cl/oaqapv
[4] Cfr. https://n9.cl/pi35w
[5] Cfr. https://n9.cl/w8n67 (minutos 32:55 a 37:50)
[6] Cfr. https://n9.cl/u9sza
Creo firmemente que debemos unirnos en la lucha contra estas atrocidades. Necesitamos crear conciencia, promover la educación y respaldar políticas y leyes que protejan a nuestros hijos.
Gracias, Juan Carlos, por tu fervorosa lucha. ¡Recibe mis respetos y total respaldo!
Horrenda y pretendida naturalización de la sexualidad sin respetar en absoluto la inocencia de la infancia. Un crimen antinatura sin perdón de Dios.
Doy fe de las versiones irregulares de la película en YouTube. Y se ve que fueron lo bastante sorpresivas para que el algoritmo no las detectara en seguida a pesar de tener todo el nombre en el título de los videos subidos.
La que me sugirió a mí fue una versión CAM en español, borrosa y con reverberación, pero estaba.
Con los niños no.
Con la familia no.
Juan Carlos, ¿tienes la referencia de dónde Murray Rothbard defendió el mercado de niños?
Aquí se la mando: https://riosmauricio.com/wp-content/uploads/2017/07/la-etica-de-la-libertad.pdf
Capítulo XIV: “Los derechos de los niños”.
Particularmente:
“Si un padre puede tener la propiedad de su hijo (dentro siempre del marco de no agresión y de libertad de abandono del hogar), puede transferirla a terceros. Puede dar al niño en adopción, o puede vender sus derechos sobre él en virtud de un contrato voluntario. En suma, tenemos que enfrentarnos al hecho de que en una sociedad absolutamente libre puede haber un floreciente mercado libre de niños. Esto suena a primera vista a cosa monstruosa e inhumana. Pero una mirada más atenta descubre que este mercado posee un humanismo más elevado. Debemos empezar por reconocer que existe ya de hecho este mercado infantil, sólo que, dado que los gobiernos prohiben vender los niños por un determinado precio, los padres se ven ahora obligados a entregarlos a centros de adopción de niños libres de cargas. Y esto significa que el mercado de niños existe, sólo que el gobierno ejerce un control máximo de los precios hasta reducirlos a cero y que restringe, además, las operaciones mercantiles a unas pocas agencias privilegiadas y, por tanto, monopolistas. El resultado ha sido un mercado típico, en el que al rebajar el gobierno los precios del artículo muy por debajo de los del mercado libre, se produce una gran «escasez» de bienes. La demanda de bebés y niños es de ordinario muy superior a la oferta. Asistimos diariamente al espectáculo de la tragedia de personas adultas a quienes agencias de adopción tiránicas y fisgonas les niegan el gozo de poder adoptar un hijo. Se da a la vez una amplia demanda insatisfecha de niños por parte de adultos y parejas y un elevado número de excedentes, de niños no deseados, desatendidos o maltratados por su padres. Si se permitiera el mercado libre de niños, se eliminaría este desequilibrio y se llevaría a cabo una transferencia de bebés y de niños desde padres que no los quieren o no los cuidan a padres que desean ardientemente tenerlos. Todos los implicados: los padres biológicos, los niños y los padres adoptivos que los compran saldrían ganando en este tipo de sociedad.
En síntesis, en la sociedad libertaria la madre tiene derecho absoluto sobre su cuerpo y puede, en consecuencia, decidirse por el aborto. Tendría, además, la propiedad de sus hijos en fideicomiso, una propiedad sólo limitada por la ilegalidad de las agresiones contra las personas y por el derecho absoluto y permanente de los hijos de abandonar la casa paterna en el punto y hora que lo deseen. Los padres deberían poder vender los derechos de fideicomiso sobre sus hijos a quien quisiera comprarlos por un precio previamente convenido”.
Saludo atento,
JCM
Tu enfoque va muy en sintonía con el infame spot del “Papa” con Disney.
Como bien decís, más bajo no se puede caer.
Antes la Iglesia era el faro moral de nuestra sociedad, aún para los no católicos.
Ahora tenés que aguantar la ESI en todas sus instituciones. Hasta en las cada vez más ecuménicas clases de de “catecismo”. En fin. Nada es casualidad. Y todo tiene que ver con todo. Rota la contención que la Iglesia ofrecía con su sana doctrina, la pobre humanidad pierde el rumbo a pasos agigantados.
Hay que ir a verla al cine para darle el apoyo que necesita, no es lo mismo verla por YouTube.