¿Por qué fuimos
al Congreso el sábado?
Fuimos ayer porque ha entrado un proyecto de legalización del aborto durante los 9 meses del embarazo, bajo cualquier excusa.
Fuimos ayer porque el aborto es un crimen espantoso.
Fuimos ayer porque ya se está matando a miles de personas en base al protocolo ILE, produciéndose un verdadero genocidio.
Fuimos ayer porque el Estado lleva a cabo una política anticristiana.
Fuimos ayer porque el Estado lleva a cabo una política criminal.
Fuimos ayer porque el Estado pretende aterrorizar a los que resisten estas medidas pro aborto, como también las medidas pro ideología de género.
Fuimos ayer porque estamos hartos de las mentiras aborteras, como por ejemplo que el aborto “es una urgencia” cuando el año pasado no se molestaron en discutirlo a fondo porque no les convenía electoralmente.
Fuimos ayer porque la legalización aumenta la cantidad de abortos.
Fuimos ayer porque el Estado no sólo no puede legalizar esta ley sino ni siquiera tiene derecho a debatirla.
Fuimos ayer porque no hemos sido convencidos por las falacias aborteras: clandestinidad, mujer violada, mujer pobre, etc.
Fuimos ayer porque ha quedado demostrado que todos y cada uno de los planteos pro aborto suponen enormes falsedades o sucias mentiras. Ninguno resiste una crítica racional.
Fuimos ayer porque la legalización también es peligrosa para la propia mujer que aborta.
Fuimos ayer porque venimos militando hace años, y no sólo contra esta ley en particular, sino contra todo un conjunto de ideologías nefastas, anti Familia, anti Patria y anti Dios.
Fuimos ayer porque el niño por nacer no es un puro embrión o un simple feto sino una persona inocente, indefensa y sin bautismo, cuya vida debe ser respetada.
Fuimos ayer porque no pudieron engañarnos ni Cristina ni Macri, ni Alberto ni Massa, ni George Soros ni Bill Gates, ni Darío Sztajnszrajber ni Alberto Kornblihtt, ni los abogados Andrés Gil Domínguez ni Marisa Herrera, ni Jorge Lanata ni ningún otro periodista o integrante de la farándula abortera.
Fuimos ayer porque sabemos que estos militantes verdes quedan desacomodados ante las imágenes de bebés abortados, porque su conciencia les grita la verdad aunque ellos la quieran callar.
Fuimos ayer porque no nos importa que el enemigo imponga una mayoría en los medios de comunicación masivos, nosotros sabemos que la Verdad Prevalece aún en inferioridad de condiciones numéricas.
Fuimos ayer porque no nos importa si Dolores Fonzi, Nancy Duplaá, Pablo Echarri, Lali Espósito, Diego Torres, Ángela Torres, Carla Peterson, Jimena Barón y Pampita son famosos, no nos importa si reciben muchos likes en las redes sociales. Porque un crimen es un crimen aunque la mayoría de famosos diga que es un derecho.
Fuimos ayer porque la vida humana comienza en la concepción, como lo reconoce todo nuestro ordenamiento jurídico, apoyado en una indiscutible y abrumadora evidencia científica.
Fuimos ayer porque no queremos que IPPF también gane dinero con la sangre de nuestros argentinos.
Fuimos ayer porque apoyamos a todos los médicos que defienden la vida humana desde la concepción hasta su muerte natural.
Fuimos ayer porque el aborto es una imposición extranjera, de organismos globalistas como la CIDH, el FMI, el Banco Mundial y finalmente la ONU-OMS.
Fuimos ayer y nos congregamos rodeados de cientos de miles de personas porque no creemos en esta “pandemia” y mucho menos nos dejaremos vacunar.
Fuimos ayer porque creemos que esto es una batalla política, económica, social, ideológica pero también religiosa, porque es Dios quien bendice la vida y es el Demonio el Autor de la muerte y el asesinato.
Finalmente fuimos ayer porque amamos la familia, amamos la Patria y amamos la Justicia, y no nos quedaremos cruzados de brazos mientras unos infames –que dicen representarnos– entregan la vida de los inocentes en el altar de los “derechos reproductivos”. Fuimos ayer porque estamos dispuestos a pelear toda la vida por el triunfo de lo que es verdadero, bueno y bello.
Gracias, por dar voz a todos los que condenamos y reprobamos
leyes tan barbaras; en un mundo que se cree civilizado.