Un Papa que no habla

como Papa

Por el Lic. Juan Carlos Monedero (h)

 

La reciente entrevista realizada al Papa Francisco por el periodista y médico argentino Nelson Castro, publicada en el día de hoy por el diario La Nación[1], ilustra una situación anómala a la que Jorge Mario Bergoglio nos tiene acostumbrados. En efecto, a pesar de que el entrevistado ocupa nada menos que la silla de Pedro, toda la entrevista –sin excepción– gira en torno a la persona de Bergoglio. “Bergoglio hombre” desplaza a “Francisco Vicario de Jesucristo”. La dimensión humana de Bergoglio no funciona como un soporte para la misión sobrenatural que los papas tienen sino que –se podría decir– está casi como eclipsando esa misión.

 

No es que en la entrevista el Papa haya negado la gracia, algún dogma, los misterios o los mandamientos. Pero no habla de ellos, no hace foco en ellos. Bergoglio no se pronuncia sobre aquello para lo cual fue consagrado Pontífice, no habla de lo que tiene que hablar como Papa. El mundo se muere por falta de Dios, y él tiene la posibilidad de calmar esa sed con sus palabras, aprovechando que es entrevistado por uno de los medios de mayor alcance de la Argentina y del habla hispana. Pero no lo hace.

 

La faz religiosa está como telón de fondo, deslucida, secundaria, anecdótica. Que Bergoglio ocupe un cargo religioso (¡el más alto!) es apenas un detalle en la entrevista. Puesto que el entrevistador enfatiza en la salud del Papa, en su psicología, en si tuvo ansiedad, neurosis… y el Papa consiente con este enfoque periodístico. No hay lugar para Dios porque el papel protagónico de la entrevista es de Jorge Mario Bergoglio.

Es comprensible que Nelson Castro (periodista pro aborto, liberal progresista) no intente elevar la conversación hacia instancias propiamente religiosas. Es comprensible que el entrevistador no formule preguntas que remitan a lo sobrenatural. Es lógico que Castro quede preso de lo puramente humano, horizontal, inmanente. Pero, ¿acaso Francisco no puede elevar –como es su deber– la conversación para que desemboque en aquello para lo cual recibió el poder que tiene: “confirma en la fe a tus hermanos”  (Lc. 22, 31-32)? ¿No puede o no quiere? La respuesta es evidente.

 

A la pasada y hacia el final de su entrevista, el Papa desliza dos bombas: 1) Podría morir como papa emérito. 2) No volverá a la Argentina. Esto significa sólo dos cosas: que la renuncia del Papa Francisco no es un imposible. Y, por otro lado, que Pope Francis nada gana volviendo al país donde todos saben quién es.

 

[1] Cfr. https://www.lanacion.com.ar/opinion/entrevista-con-el-papa-a-las-neurosis-hay-que-cebarles-mate-nid26022021/

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